En 2014 se lanzó un dispositivo conocido como Argus II cuyo propósito era reemplazar las señales de las células sensibles a la luz perdidas en la condición genética retinitis pigmentosa, a través de una cámara montada en gafas que enviaba señales a una cuadrícula de electrodos de aproximadamente 3 por 5 milímetros en la parte posterior del ojo. Ahora, este y otros dos dispositivos más están trabajando por mejorar la estimulación de las células en el ojo o en el cerebro.

En la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencia aquí la semana pasada, los científicos compartieron el progreso de varios de estos esfuerzos. Algunos ya han avanzado a las pruebas en humanos y se mostraron bastante entusiasmados al respecto.

Daniel Palanker, un físico que trabaja en prótesis visuales en la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, estuvo a cargo del proyecto. Su equipo ha diseñado un implante de retina de aproximadamente 400 fotodiodos o “píxeles” que reemplazan parte del mapa espacial de la retina. Se muestra una secuencia de video del mundo exterior en el interior de un par de anteojos con luz infrarroja cercana, y los píxeles del implante se convierten en señales eléctricas para estimular las células bipolares de la retina.

Actualmente la compañía Pixium Vision en París está probando el dispositivo en cinco personas que padecen degeneración macular que afecta los fotoreceptores. En la reunión de la semana pasada, Palanker presentó videos que muestran que los participantes que habían sido implantados con la prótesis durante aproximadamente 1 año podían reconocer objetos en una mesa y leer letras impresas o en pantalla. Los participantes gozan de una visión lo suficientemente buena como para leer el título de un libro, aunque no el contenido de sus hojas por ahora.

Para afinar más la visión, otros equipos están trabajando en la optogenética, una técnica para activar las células con luz. Durante un ensayo clínico realizado por GenSight Biologics, con sede en París, los investigadores inyectaron un virus inofensivo que transporta el gen de una proteína sensible a la luz en los ojos de cinco personas con retinitis pigmentosa. El próximo año se conocerán los resultados finales de este ensayo y se dará a conocer si los participantes tienen una visión clara.

Sin embargo, hay que aclarar que la terapia dirigida hacia las células no funciona en personas que han perdido gran parte de su ojo debido a una lesión o tienen un daño severo al nervio óptico debido a afecciones como el glaucoma. Pero claro que los investigadores están trabajando en una solución especial para estos cosas.

Second Sight pretende ayudar a estos pacientes con Orion, un implante de 60 electrodos que se coloca directamente en la corteza visual y alimenta las señales cerebrales de una cámara de video montada en gafas. Cinco pacientes han probado esta tecnología durante un año, de los cuales cuatro han logrado hasta ahora ubicar mejor un cuadrado blanco del tamaño de un puño en una pantalla negra. Y los cinco pudieron detectar mejor la dirección en la que una barra blanca se movía por la pantalla.

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