Un grupo de investigares encontró registros de que una tormenta solar azotó el planeta en el años 660 a.C., en base a los rastros preservados tanto en los núcleos de hielo como en los anillos de los árboles. Los investigadores estiman que fue una de las más fuertes registradas en la historia de la Tierra.

A medida que el campo magnético del sol se desplaza, ocasionalmente libera ráfagas de partículas cargadas al espacio. A las tormentas solares más fuertes se les conoce como eventos de protones solares. Y en estas tormentas, las partículas cargadas se aceleran drásticamente por las interacciones con otras emisiones solares, como las erupciones solares o eyecciones de masa coronal.

Son partículas tan rápidas y energéticas, que el campo magnético protector de la Tierra no puede desviarlas. Y la radiación es particularmente peligrosa para la tecnología moderna y los astronautas. No está claro qué tan recurrentes sean estos eventos solares, pues los investigadores solo han rastreado tormentas durante los últimos 70 años.

Así que para poder dar un vistazo a través del tiempo, los investigadores los investigadores buscan picos de radionúclidos cosmogénicos como el carbono-14, registrado en los anillos de los árboles, o berilio-10 y el cloro-36, conservados en los núcleos de hielo. Esos radionúclidos se forman cuando los rayos cósmicos interactúan con las moléculas dentro de la tierra.

Este hallazgo ocurrió en 2017, cuando los científicos identificaron un pico repentino en el anillo de carbono 14 que data de aproximadamente 660 a.C., un indicativo de patrón solar. Pero hay que aclarar que un pico de carbono-14 también puede ser indicativo de una supernova o una llamarada solar.

En el nuevo estudio, los investigadores dirigidos por el geólogo Paschal O’Hare, y luego en la Universidad de Lund en Suecia, también examinaron dos núcleos de hielo de Groenlandia. El especialista y sus colegas encontraron picos en berilio-10 y cloro-36 que datan de la misma época. Lo que unido al hallazgo anterior da sustento a esta nueva teoría.

Por la abundancia de radionúclidos en el hielo, los investigadores estiman que la tormenta solar del año 660 a.C. fue aproximadamente 10 veces más potente que el de 1956, la tormenta solar más fuerte registrada por los instrumentos. Y hasta ahora, la única tormenta solar que rivaliza con esta, es la que se registró entre los años 774 y 775 d.C. Un evento que también fue ubicado gracias a los registros en los anillos de árboles y núcleos de hielo.

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