Una mujer británica paralizada del pecho para abajo tras un accidente de hípica se ha convertido en la primera persona que utilizará de forma permanente un exoesqueleto biónico para poder andar, un dispositivo que hasta ahora sólo se utilizaba en hospitales y centros de rehabilitación.

Claire Lomas es la primera que se lleva el traje “ReWalk” a su casa para darle un uso diario, después de haberlo utilizado previamente durante 17 días para participar en la Maratón de Londres, lo que le sirvió para recaudar unas 200.000 libras (unos 253.000 euros) para investigar la espina dorsal. Además, se encargó de encender el pebetero de los Juegos Paralímpicos de Londres en Trafalgar Square.

La beneficiaria ha reconocido que las actividades rutinarias le resultan muy gratificantes, ya que estar de pie lo es todo para ella. “Una de las mejores experiencias fue estar de pie en un bar”, señaló Lomas.
Larry Jasinki, consejero delegado de “Argo Medical Technologies”, la empresa que desarrolló el traje, ha explicado a Reuters que al principio estaba nervioso por apoyar la participación en la carrera porque el traje aún estaba en pruebas, pero Lomas dijo que había aguantado bien. “El traje fue muy fiable en el peor clima, y 17 días después llegué (a la meta)”, afirmó Claire.

La persona que lleva el exoesqueleto lo activa inclinándose para indicar su deseo de dar un paso. Además de soportar el peso del cuerpo, permite al usuario subir o bajar escaleras, así como sentarse o estar de pie de forma independiente.

El dispositivo cuesta unas 45.000 libras (unos 57.000 euros), y aunque se están realizando estudios clínicos que podrían respaldar la idea de que las autoridades sanitarias financien la compra del dispositivo, sus desarrolladores indican que los ahorros en el tratamiento de problemas de salud relacionados con la inactividad podrían compensar el coste.

Los pacientes paralizados son propensos a sufrir heridas de presión y a perder densidad ósea, así como a problemas relacionados con una mala postura. Jasinski estima que el coste de tratar estos problemas oscila entre los 500.000 y los 3 millones de dólares (entre 398.000 y 2,4 millones de euros) a lo largo de la vida del paciente.

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