Científicos estiman que a las unidades de almacenamiento, como las conocemos hoy, les queda una vida estimada de cerca de cinco años. La física es la principal responsable, porque debido a sus diminutos tamaños y los pocos electrones con los que se puede trabajar en esa superficie, se hace imposible mejorarlos, hacerlos más pequeños e introducir más memoria.

Han sido muchas las unidades de almacenamiento de datos que hemos conocido a lo largo de la historia de la informática y el traspaso de datos. Desde el ya clásico diskette –floppy disk-, hasta los minúsculos chips de gran capacidad de memoria, pasando por los CDs, DVDs y las unidades USB, todas han sido muy útiles en el momento indicado y han ido evolucionando en aparatos más rápidos y pequeños.

Sin embargo, los científicos que trabajan en estos elementos estiman que las unidades, como las conocemos hoy, han llegado a un punto en que no pueden ser mejoradas ni hacerse más pequeñas, ya que la física se lo impide.

El éxito de los dispositivos de almacenamiento de datos pequeños y su alta capacidad de memoria han llevado a la industria a un punto cúlmine que podría acabar dentro de cinco años. Esto debido a que el tamaño reducido de la superficie impide que se pueda trabajar con muchos electrones, por lo que, después de cinco años, se llegaría a la máxima capacidad de almacenamiento en el menor espacio posible.

Es por esto que grandes y pequeños fabricantes se encuentran trabajando arduamente en el desarrollo de nuevas tecnologías que reemplacen a la utilizada para la fabricación de las memorias flash actuales.

Lo que deben hacer luego es buscar un espacio en el mercado, alguna compañía que los apoye y los respalde, como hizo Apple con la tecnología de memoria flash diminuta utilizada en el iPod Nano.

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